top of page
pintura abstracta
Foto del escritorBeatriz Ramírez

Regreso al Origen, Reconciliándonos con la Madre Tierra

Actualizado: 17 nov 2021



Tiempos difíciles es lo que todos estamos diciendo, es lo que todos estamos sintiendo. Pero la realidad es que la constante en nuestra vida es el cambio, es necesario que aprendamos a navegar con el cambio, es necesario aprender a vivir el presente con plenitud y mucha presencia, ya que solo depende de nosotros el cómo queramos escribir la historia de nuestras vidas.


Desde tiempos muy lejanos nuestros antepasados aprendieron de un proceso lento y paso a paso a interactuar de manera armónica con la vida en la tierra y con este entorno maravilloso que sostiene la vida. Lo interesante de esta sabiduría era que ellos valoraban tanto la vida cómo los recursos que tenían para vivirla, para ellos no existía el valor monetario sino ese valor intrínseco qué les daba para seguir vivos en nuestra tierra y disfrutar de la vida en el entorno que residían, por eso para ellos era tan importante entender que ellos serán parte de la naturaleza y que gracias a ella estaban vivos en esta tierra, sabiendo que eran una parte pequeña de un sistema aún más grande que tenía conciencia propia. Aprendieron a entender el espíritu, conectarse con el espíritu de cada sistema vinculándolos profundamente con la naturaleza, los animales y toda clase de vida en la tierra.


Con este vínculo tan profundo ellos aprendieron poco a poco a sembrar sus alimentos, aprendieron a cuidar sus animales, aprendieron a cuidar las semillas y aprendieron a trabajar en comunidad con su propio pueblo así como con los demás pueblos. De esta forma aprendieron también a manejar sus recursos con responsabilidad, vivir con lo que tenían en el entorno y con lo que se daba en la estación en la que estaban viviendo. Su vida dependía totalmente de la interacción que tenían con la madre tierra y con el cosmos, representando a la familia en sus comunidades. Para ellos era muy importante mantener el vínculo familiar, sabiendo que la familia funcionaba con un sistema vivo donde todos y cada uno de los miembros tenían privilegios y responsabilidades, haciendo que vivan en armonía, una armonía que ayudaba a ver a los otros pueblos y a las otras personas como una familia universal, manteniendo la paz entre los pueblos.


Sin una base espiritual no puede existir sociedad alguna, pues una práctica espiritual reina sobre el desorden, incluso el martirio de los rezos origina vibraciones que se transmiten por el aire y mueven a la oración, del mismo modo que las cuerdas de la guitarra se estremecen cuando entra en armonía con las notas que emite un piano.


Nuestros mayores nos han hablado en numerosas ocasiones de la importancia de invocar la voz, cantando con dicha y armonía, de dejar que la belleza fluya en nuestros corazones y nos han dicho que recemos unidos, que hagamos las cosas unidos.


Los hombres no se reúnen para rezar solo por motivos sociales, las voces unidas despliegan una gran fuerza, la fuerza de la naturaleza humana, una que recompone el tejido sagrado de la luz en respuesta al fervor de la comunidad entera.


Todo cuanto vemos es un reflejo de la conciencia, y para poder verlo es preciso que retiremos los velos que cubren nuestros ojos, que desechamos las ilusiones que nos limitan en el tiempo y en el espacio, a las ilusiones que nos hacen creer que vivimos de sus “No estamos”, todos estamos juntos y cuando unimos nuestros corazones en la oración, en el canto, en la danza sagrada y/o en la siembra.


Estamos devolviendo a la Tierra una parte de lo que tomamos, sembrando las semillas de una buena causa.


La idea de que formamos naciones y pueblos separados es, así misma, una ilusión qué debemos disipar, pues indudablemente todos bebemos la misma agua y respiramos el mismo aire.


Con las fibras de nuestros pensamientos y mediante el proceso de reflexión es que dejamos nuestra realidad, cada uno de nosotros contribuye con palabras y obras a dar forma al mañana y así poder encontrarnos en paz con nosotros mismos, perdonarnos a nosotros y a los demás por cuánto debería haber sido, podría haber sido y aceptando lo que son. Este es el primer paso y nos lleva a través del sendero de la belleza, proyectar patrones de unión y esperanza nos capacita para actuar aquí y ahora. Una vez que hemos dado este primer paso ya nunca abandonamos el camino de la belleza.


La tierra es un ser vivo, el mal que afecta a la mente humana nace de un falso concepto de la propiedad y de la idea de gobierno que no tome en consideración nuestras relaciones.


El Deber sagrado que tenemos es velar los unos por los otros y por nuestra madre, La Tierra. Aquí en la tierra todos nos hayamos unidos por la corriente de la vida y nadie más puede asumir nuestras responsabilidades, a nosotros nos toca decidir y podemos hacer que brote la paz en nosotros, podemos elevarnos por encima de las rivalidades nacionales, trampas con el sol y con la luna de nuestros corazones. Siendo conscientes de que no hay arriba ni abajo y que incluso la mente no es sino una forma que nosotros modelamos.


¿A qué nos enfrentamos? A veces simplemente a la idea de que una parte de la mente nos pertenece o de que un determinado concepto es nuestro en exclusiva, ¡Cuántas guerras se han desatado en nombre de la religión o el nombre de un determinado principio!


Para los pueblos antiguos no existía diferencia entre capitalismo, comunismo o socialismo, todos esos son sistemas carentes de espíritu y de plenitud. A cada uno de nosotros nos corresponde mirar en lo más profundo de nuestro ser y tratar de aplicar a pequeña escala en nuestras comunidades y en nuestros hogares ese proceso de compartir con los demás, uno qué renueve el corazón y nos permite ganar buenos amigos. En muchas familias de los pueblos antiguos este proceso se iniciaba a primera hora de la mañana con la ceremonia del amanecer, contando los sueños que habían tenido en el transcurso de la noche. El mundo de los sueños y el mundo de la pantalla del televisor son las mismas proyecciones de la mente que todos compartimos.


Sé consciente de que todo lo que es incorrecto lo podrás transformar cuando seas capaz de concientizar tus propios actos.


En este momento tenemos el deber de renovar el manto de “La madre tierra”, pues ya se encuentra prácticamente desnuda por la vacuidad y el descuido de sus hijos pero, ¿Cómo empezar? Muy sencillo, aprende a sentarte y observar, busca un lugar tranquilo y silencioso en el que no encuentres estímulos ante los que puedas reaccionar, y mantengamos en nuestras mentes un proceso mental de regeneración espiritual.


Tomemos la decisión de recorrer el sendero de la belleza, un sendero hecho de fracciones, de generosidad, de amor, compasión y comprensión de los deberes de cada cual, de comprensión de las corrientes de energía vital que se encuentra en nuestro interior y del tejido de plenitud en nuestros propios sentidos.


La familia de la humanidad se ha venido comportando como un grupo de niños alborotados. En muchos lugares del universo, en el vasto consejo del universo algunos seres están preguntando ¿cuándo dejarán de hacerse daño?, ¿cuándo dejarán de dañar este cuadrante del universo con su cólera, con la idea de destrucción y de destruirse unos a otros?.


¿qué provecho obtenemos de luchar entre nosotros?


Los instrumentos de la guerra arrebatarán la vida de acuerdo con las profecías de las naciones antiguas y los yacimientos de combustible que allí se encuentran pueden inflamar el planeta entero y, ¿todo por qué motivo?


Los hombres quieren vivir espiritualmente pero reaccionan a impulsos de una falta de conciencia por la imposición del materialismo en sus corazones.


Rezo porque quienes dirigen el mundo escuchen las oraciones nacidas del corazón de los hombres y de las mujeres, que haya paz y que podamos ser conscientes de que no podemos sacrificar una parte de la Tierra en beneficio de la otra, Esta tierra es un ser vivo y es nuestro hogar, no podemos sacrificar los derechos de una parte de la humanidad con la esperanza de hacer feliz a la otra parte. Estamos en un universo de abundancia y la filosofía que rige la mente mercantilista ha conseguido hacer realidad la idea de que no hay suficiente, los hombres y mujeres mueren de hambre, miembros de nuestras familias están muriendo de hambre en diferentes lugares de este mundo, incluso en los lugares de mayor abundancia los hombres están hambrientos y no solo de alimento sino de paz, ¿y por qué?, el discernimiento incorrecto, esto ha conducido a la mente a pensar qué es la productividad lo que nos valía como seres humanos, el número de documentos impresos o las toneladas de carbón extraídas de la Tierra. La vida humana se justifica por algo más que por rendimientos materiales.


En cuanto a seres humanos, se nos pide a todos que hagamos algo más, se nos pide que alcancemos la paz en nosotros mismos y que asumamos nuestras responsabilidades. No podemos decir que los gobiernos u otras personas sean responsables de todo el mal que veo.


Volvamos al círculo sagrado, afirmemos los verdaderos principios del gobierno, servir a los hombres y mujeres, obtener el mayor bien y vivir como seres humanos dignos.


Sencillez y verdad, el vivir en armonía, ese es nuestro objetivo, ser conscientes de que nosotros mismos y nuestros pensamientos somos quienes creamos la realidad, debemos responsabilizarnos de ella, seamos madres o padres, somos el sol y la luna.


Nuestros pensamientos engendran muchas cosas, pensemos con claridad, ya que la tierra no podrá llevar durante mucho tiempo una carga de niños alborotadores. Piensa que de aquí a 10 o 30 años se agotaran sus yacimientos acuíferos, convirtiéndolos en desiertos.


¿Quieres realmente arrebatarle la vida a los nietos?, ¿quieres agotar el agua y la fuerza vital de la Tierra de modo que tus hijos y los hijos de tus hijos no tengan ningún lugar donde vivir? Apresurémonos a encontrar un punto de equilibrio en este sueño que compartimos, volvamos a amarnos, perdonarnos y comprendernos los unos a los otros.


Hagamos un esfuerzo por cultivar maíz con tus vecinos, tratemos de hacer algo por una persona aunque pienses que tú no tienes suficiente. Quizá haya en tu vecindad ancianos que han alcanzado la sabiduría tras años de experiencia y sufren a causa de los recortes presupuestarios de la seguridad social, a causa del hambre, la enfermedad, la soledad y/o la pobreza, ¿no podrías mostrar tu amistad un día a la semana por alguien que no puedes valer.? Compartir es aprender, es hacer realidad nuestros dones. Entre los pueblos nativos son muy frecuentes los obsequios cuando alguien se siente agradecido por algo, por el nacimiento, por la sanación de un enfermo y por cualquier motivo se convocan a sus amigos y vecinos, ofreciéndoles todo cuánto posee.


Las personas sensatas comprenden el desapego por las formas materiales. Esta es la vía para sustentar la abundancia de cuánto existe, recordémoslo siempre.


La vida nos exige reconectarnos con el espíritu de la vida misma, aceptar la muerte como parte de la vida, regenerar las relaciones personales así como con “La Madre Tierra”. Regresar al origen es dar paso a lo sencillo, a lo esencial, hacer comunidad con nuestros vecinos y familiares, a cuidarnos como una familia universal, a formar buenos líderes y bueno seguidores, ese es nuestro compromiso, cuidar de “La Madre Tierra, agradeciendo el agua, el viento, la tierra y el fuego.


Has vivido la experiencia cuando sientes como el tiempo empieza a fluir de una forma diferente, notando un espacio completamente abierto, notando el cuerpo completamente presente, notando la vida completamente real, sintiendo que está ocurriendo algo extraordinario, un momento para dejarse llevar, un momento de entrega total, un momento de plena presencia, notando los sentidos con una Nueva Visión, notando la sonrisa que se dibuja en tu gesto, notando la intuición aclarando tu mente, notando que estás vivo, feliz y despierto. Esto es el arte de vivir conscientemente, vivir los momentos al 100 por 100. La idea es estar más presentes y conectados con la realidad momento a momento, no perdernos demasiado, no cuestionarnos sobre el futuro ni el pasado, sino plantarnos en el presente real, cultivando una actitud de amabilidad ante la vida y de amabilidad ante uno mismo, conectar con la experiencia y conectar con el cuerpo, sentir en verdad lo que estamos viviendo en este momento. Ese es el verdadero arte de la espiritualidad contemplativa.


Beatriz Ramírez, Permacultora en diseño Regenerativo,Bioconstructora Empírica, Artista Plástica

17 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page